Categorías
Política U.C.R.

Acuerdos políticos: ¿cuáles, cuándo, dónde?

En los temas complejos conviene ser preciso desde el principio.

Estoy convencido de que, si uno rechaza la violencia como método de resolver conflictos, debe reconocer al diálogo como requisito imprescindible para lograr acuerdos.

Esa condición previa no solo vale para las relaciones interpersonales, sino que es una responsabilidad ineludible de todos los actores del proceso social, particularmente de los partidos políticos, sobre todo en sociedades conflictivas.

Las coaliciones

Las realidades sociales diversas y complejas que caracterizan a la época actual obligan a los partidos a diseñar estrategias coalicionales porque ya no son solamente las tradiciones familiares o las ubicaciones en los procesos productivos los que determinan las preferencias electorales.

Esa es, en verdad, la razón que explica que estemos en una era de coaliciones políticas, tanto en el mundo como en nuestra región de América Latina.

En Argentina, la coalición que desde la UCR ayudamos a  construir en 2015, lleva ganadas tres de las cuatro elecciones en las que compitió. No solo eso, el último gobierno que integramos fue el único con presidente no peronista en casi un siglo -desde Marcelo T. de Alvear en 1928- que pudo concluir su mandato en las fechas preestablecidas. Además, contrariando la historia de coaliciones políticas en nuestro país, Juntos por el Cambio pudo superar el adverso resultado electoral de la última elección presidencial y ratificar, desde la oposición, su vigencia.

Juntos por el Cambio, la coalición que desde la UCR ayudamos a construir, lleva ganadas tres de las cuatro elecciones en las que compitió.

Las coaliciones se forman con partidos políticos -actores insustituibles de la vida democrática-  que, sin perjuicio del papel desempeñado por cada fuerza hasta ese momento y de las ponderaciones divergentes sobre cuestiones pasadas, tienen la aptitud y la capacidad de forjar coincidencias sobre un programa común para el futuro.

Esa necesidad del acuerdo programático explica el esfuerzo institucional del radicalismo, a través de la Fundación Alem, en trabajar coincidencias con los socios de la coalición. Esa vocación   se evidenció en el encuentro programático de la UCR en Córdoba el mes pasado, donde 900 expertos y especialistas en todas las disciplinas de las políticas públicas, llegados de todas las provincias, expusieron los trabajos y las propuestas luego de meses de trabajo sistemático y colaborativo.

Ese es el primer eslabón de los acuerdos: son entre partidos políticos y tienen naturaleza programática.

Esta es la manera de ofrecer a la sociedad una visión del país que soñamos: una Argentina que, asegurando la libertad y la igualdad, promueva la realización individual en un marco de progreso social.

El régimen electoral

Ahora bien, la acción de los partidos y de las coaliciones se desarrolla en el contexto de un sistema político y dentro del  marco legal que regula la competencia electoral.

En nuestro caso, es un sistema electoral que prevé doble vuelta para los cargos de Presidente y Vicepresidente (a menos que se consigan las mayorías constitucionales en la primera vuelta); mientras que los legisladores nacionales son elegidos en una primera y única vuelta electoral. Además, en forma previa a las elecciones generales, los candidatos a todos los cargos electivos deben ser elegidos en elecciones primarias, abiertas y obligatorias (PASO).

Ese dispositivo requiere una aproximación sistémica: las PASO permiten que los ciudadanos, y no solo los afiliados y simpatizantes, sean los que seleccionan los candidatos de los partidos y las coaliciones. En la primera vuelta se decide la conformación del Congreso y se prefigura la elección de la fórmula presidencial. En la segunda vuelta, en caso de ser necesaria, se elige el Poder Ejecutivo.

El ordenamiento político de la Argentina, y el de todos los países de América Latina, es de naturaleza presidencialista, a diferencia del prevaleciente en Europa donde los gobiernos son de base parlamentaria.

En el “presidencialismo de coalición” de Brasil, Uruguay y Chile, los acuerdos y alianzas entre partidos se concretan tanto en el ámbito legislativo como en la conformación de gobierno.

Esa característica distintiva impone una diferencia sustancial: en los sistemas de base parlamentaria la duración del gobierno está dada por la existencia de una mayoría en el Parlamento que lo sustente. En cambio, en los sistemas presidenciales el tiempo del mandato del Presidente está predeterminado y no necesariamente coincide con la extensión del mandato de los legisladores.

Sin embargo, las diferencias entre los sistemas presidencial y parlamentario en nada afectan la formación de coaliciones. En efecto, en los sistemas de cuño presidencial es posible -como sucede en Brasil, Uruguay y Chile-  verificar los llamados “presidencialismos de coalición” donde los acuerdos y las alianzas entre los partidos se concretan en el ámbito legislativo y en la conformación del gobierno.

La propuesta sorpresa

La iniciativa de varios dirigentes de JxC conocida esta semana,  por la que se propicia la incorporación de nuevas figuras políticas a la coalición, es confusa y riesgosa.

La confusión deriva de su pobre argumentación. Se pretende justificar con su contribución a la gobernabilidad futura cuando en verdad el resultado es la afectación negativa de la confianza ciudadana en la política, principal insumo para los detractores de la democracia, aquí y en todas las geografías.

La iniciativa de dirigentes de JxC, por la que se propicia la incorporación de nueva figuras políticas a la coalición, es confusa y riesgosa.

Es también riesgosa porque no solo lesiona las aptitudes competitivas de nuestros candidatos en las próximas elecciones provinciales – ya afectadas por la manipulación normativa y de fechas de los gobiernos subnacionales de baja calidad democrática- sino que, al sembrar dudas sobre la solidez de la coalición, fogonea la apuestas a liderazgos mesiánicos y providenciales.

El buen camino

Siempre, pero sobre todo en tiempos de incertidumbre, es necesario ser rigurosos en la definición del objetivo. En nuestro caso: asumir un gobierno e iniciar un esperanzador camino de progreso y realización individual en la Argentina, que deje atrás para siempre el estancamiento económico y deterioro social.

Para el cumplimiento de ese objetivo, se requiere no solo de funcionarios probos, sino de un diagnóstico inicial realista -que además sea claramente transmitido a la ciudadanía- y de una estrategia política global que guíe a esos funcionarios en los diversos aspectos de la gestión del Estado.

La subestimación de la magnitud de la crisis en nuestro último gobierno, llevó a retacear el derecho de los ciudadanos a conocer los datos de la hipoteca heredada. A su vez, la suma de iniciativas sectoriales condujo a la fragmentación de las decisiones y, por último, primó una idea equivocada de que es necesario separar la gestión de la política.

El objetivo de nuestra coalición es asumir el gobierno para iniciar un esperanzador camino de progreso social y realización individual en la Argentina.

La posibilidad de afrontar con éxito los desafíos mayúsculos que se vienen, luego de esta etapa caracterizada por el populismo recargado (dados los múltiples embates a la división e independencia de los poderes) y el ultra facilismo económico (evidenciado por los desequilibrios de la economía) exige la combinación virtuosa de varias dimensiones:

  • La formulación de un diagnóstico acertado y preciso;
  • la articulación de un programa integral;
  • la constitución de equipos dotados de aptitud y mística;
  • la construcción del suficiente respaldo político; y
  • el logro de la licencia social que provea legitimidad para las transformaciones necesarias para remover los obstáculos al progreso individual y social.

Es esencial asumir que el diseño, la implementación y la gestión política del programa de gobierno conforma un conjunto inseparable y que, en materia económica, el plan de estabilización debe ser acompañado por un programa de reforma que no solo permita el control de la inflación sino que también siente las bases de un crecimiento social y económicamente sostenible en el tiempo.

En otras palabras, es evidente que la aptitud del sistema político es una variable clave y determinante, y dado el calado de los desafíos que deberemos afrontar es indispensable disponer de una coalición cohesionada en lo conceptual y, también, sólida tanto en el Palacio del Congreso como en la Casa Rosada.

La unidad de concepto requiere de un programa de acción que sea el resultado del análisis conjunto y del trabajo compartido que los equipos técnicos y especialistas de los partidos vienen desarrollando y, además, de su ratificación por parte de las instancias previstas en las normas de los partidos que integran la coalición.

Además es imprescindible que los legisladores nacionales adhieran “ex ante” a ese programa y que se comprometan a formar parte de un mismo y único bloque en las cámaras legislativas.

Del mismo modo, debe haber un compromiso de los potenciales titulares del Poder Ejecutivo de componer el gobierno con los principales dirigentes de las fuerzas políticas que integran la coalición.

dado el calado de los desafíos que deberemos afrontar es indispensable disponer de una coalición cohesionada en lo conceptual y sólida tanto en el Palacio del Congreso como en la Casa Rosada.

Como se ve, la cohesión de la coalición es compleja y requiere más trabajo político y menos iniciativas del tipo “golpe de efecto” que -aunque se presenten de esa manera- no contribuyen a la eficacia en la acción política de la coalición, sino todo lo contrario.

Así, una secuencia política que tenga programa (resultado del acuerdo de los partidos y asumido por todos los candidatos a cargos electivos); luego la competencia en las PASO para cargos ejecutivos (con los énfasis, matices y sensibilidades que cada candidato agregue a ese programa común); y, no menos importante, el compromiso de constituir una verdadera coalición de gobierno, podrá disponer de la fuerza necesaria par brindar sustento político y legitimidad social a nuestro próximo gobierno.

nuestro régimen electoral ofrece el camino virtuoso de ampliar las coaliciones en una eventual segunda vuelta e incluso está disponible  la formación de una coalición de gobierno aún más amplia de la que compite en el BALOTAJE.

La hoja de ruta expuesta no impugna el diálogo democrático ni obstaculiza los acuerdos. Al contrario, el programa de transformación requiere de mayorías estables en el Congreso que le den sustento al Poder Ejecutivo. Para ello el régimen electoral ofrece el camino virtuoso a través de coaliciones electorales en la segunda vuelta que amplíen la coalición de la primera vuelta y, además, está disponible la formación de una coalición de gobierno aún más amplia que la que compite en el balotaje.

Esos son los pasos y así funciona el presidencialismo de coalición, sin recurrir a artilugios ineficaces que alimentan la idea del “cualunquismo político”, deshonrando la palabra política y poniendo en riesgo la vitalidad de la única opción auténtica de cambio y transformación que deje atrás la experiencia populista.

Ese recorrido es, frente a la peligrosa desconfianza en las instituciones en la que puede caer la sociedad, el camino esperanzador para proveer certidumbre, siempre apoyado sobre los tres pilares fundamentales: el democrático, el liberal y el republicano.

Categorías
Artículos periodísticos

Dejar atrás la necrofilia ideológica

En una larga charla con Luis Novaresio en LN+, tuve la oportunidad de conversar sobre las múltiples y complejas capas políticas, económicas y sociales que caracterizan a la Argentina en este año de la décima elección presidencial desde la recuperación de la democracia cuatro décadas atrás. Reproduzco una selección sintética del diálogo a continuación.


¿Me explicás el momento que estamos viviendo? 

Es muy difícil, muy complejo, muy desafiante y muy angustiante para mucha gente. Creo que se debe a la combinación de dos dimensiones: la debilidad política del gobierno y los desequilibrios económicos. Estas dos dimensiones, que ya son negativas, se retroalimentan la una a la otra y aumentan el problema. La debilidad política del gobierno genera incertidumbre, la que a su vez afecta negativamente las variables económicas. La evolución negativa de la economía repercute y amplía las problemas políticos del oficialismo. Esta combinación introduce algo muy preocupante que es la incertidumbre. El capitalismo está acostumbrado a vivir con el riesgo

Eso es el capitalismo.

El riesgo es innato y congénito con el capitalismo. El riesgo se pondera, se valora, se costea, se le imputa un precio. La incertidumbre, en cambio, es simplemente no saber qué va a pasar. Son cosas muy distintas. La incertidumbre es veneno para el capitalismo, para los actores económicos, para los consumidores, para los productores, para los usuarios, para los agentes económicos.

Te debe pasar cuando te reconocen, como ex ministro de economía de Alfonsín y lo que significó su gobierno en aquel momento de enamoramiento de la democracia, que te preguntan “¿Llegamos?”

Categorías
Política Sociedad

1983-2023: otro cambio de era

Los claroscuros

A cuatro décadas de la inauguración democrática, y “ad portas” de la décima elección presidencial, el balance tiene intensos claroscuros.

Del lado luminoso, haber dejado atrás medio siglo de golpes y dictaduras convierte al año 1983 en un auténtico cambio de era, al sepultar para siempre la violencia como método de acción política que durante demasiado tiempo estuvo consentida por amplios sectores de la sociedad argentina. En el mismo sentido, que en 2019 un presidente no peronista haya concluido su mandato por primera vez en casi 100 años, luego de haber sido la alternativa que cortó la hegemonía del proyecto más extenso de una misma matriz política desde el primer golpe de estado en 1930, es signo evidente de ese cambio de era.

Sin embargo, la institucionalidad ganada en 1983 ha sido hasta ahora insuficiente para construir un patrón productivo sostenible, social y económicamente, que reemplace el agotado modelo de sustitución de importaciones que hizo implosión en los meses previos al último golpe militar triunfante en 1976.

En efecto, el producto por habitante, ajustado por la paridad de poder adquisitivo entre  1980 y 2020,  apenas aumentó un 7% en nuestro país, mientras que creció 161 % en Chile y casi se duplicó en Uruguay.

Otro indicador de la frustración es que mientras el Índice de Desarrollo Humano elaborado por las Naciones Unidas ubicaba a nuestro país en el puesto 34 en 2005, en 2019 la Argentina descendió al puesto 48 en el posicionamiento global.

La combinación de facilismo en lo económico y modos populistas en la acción política, que se desplegó en buena parte de estos 40 años de democracia, explica las malogradas expectativas sociales de progreso individual y colectivo.

Categorías
Buena Gobernanza Informes AGN

30 años después: ¿cuán bien funciona el control público?

En octubre se llevó a cabo el ciclo de conferencias “Control gubernamental y Transparencia” en la Auditoría General de la Nación, con motivo de celebrarse 30 años de la sanción de la Ley 24.156, de Administración Financiera, una norma muy importante para el control y la fiscalización del Estado. 

El evento contó con destacadas e influyentes personalidades del mundo político, organizaciones del tercer sector y representantes de entidades fiscalizadoras superiores de la región. La consigna fue la de reflexionar sobre cómo funciona nuestro sistema de control luego de transcurridas tres décadas y delinear instancias superadoras conjuntamente con los diversos actores que conforman el ecosistema del control.

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

“Cicatrices que llevará mucho tiempo curar”

El contexto en el que se insertó el ciclo de conferencias para recordar el hito de la creación de la AGN y del sistema de control público argentino fue uno muy particular, en los finales de una pandemia que no solo puso de relieve problemas preexistentes sino que los profundizó.

Categorías
Política U.C.R.

La idealización de la violencia política es una desgracia para nuestro país

Conversé en el programa Tirando Data de la Juventud Radical Buenos Aires sobre mis comienzos como militante y la recuperación democrática en nuestro país.

Gracias a Maca Dolhagaray y Manuel Cisneros por la invitación a conversar sobre mis comienzos en la militancia política. Dejo algunas reflexiones y el reportaje completo.