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Artículos periodísticos

Dejar atrás la necrofilia ideológica

En una larga charla con Luis Novaresio en LN+, tuve la oportunidad de conversar sobre las múltiples y complejas capas políticas, económicas y sociales que caracterizan a la Argentina en este año de la décima elección presidencial desde la recuperación de la democracia cuatro décadas atrás. Reproduzco una selección sintética del diálogo a continuación.


¿Me explicás el momento que estamos viviendo? 

Es muy difícil, muy complejo, muy desafiante y muy angustiante para mucha gente. Creo que se debe a la combinación de dos dimensiones: la debilidad política del gobierno y los desequilibrios económicos. Estas dos dimensiones, que ya son negativas, se retroalimentan la una a la otra y aumentan el problema. La debilidad política del gobierno genera incertidumbre, la que a su vez afecta negativamente las variables económicas. La evolución negativa de la economía repercute y amplía las problemas políticos del oficialismo. Esta combinación introduce algo muy preocupante que es la incertidumbre. El capitalismo está acostumbrado a vivir con el riesgo

Eso es el capitalismo.

El riesgo es innato y congénito con el capitalismo. El riesgo se pondera, se valora, se costea, se le imputa un precio. La incertidumbre, en cambio, es simplemente no saber qué va a pasar. Son cosas muy distintas. La incertidumbre es veneno para el capitalismo, para los actores económicos, para los consumidores, para los productores, para los usuarios, para los agentes económicos.

Te debe pasar cuando te reconocen, como ex ministro de economía de Alfonsín y lo que significó su gobierno en aquel momento de enamoramiento de la democracia, que te preguntan “¿Llegamos?”

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Economía General Política Sociedad

El futuro no es lo que era

Ese era el título de un libro que recogía un diálogo entre el director-fundador del diario El País de Madrid, Juan Luis Cebrián, y el Presidente del Gobierno de España por 14 años, Felipe González, publicado en el inicio del siglo.

Más aún, ese título define muy bien la realidad de hoy, cuando la pandemia y la guerra han impactado en la evolución de dos dimensiones clave que distinguen los asuntos globales de las últimas décadas: la democratización de los sistemas políticos – al concluir la Segunda Guerra apenas una docena de países contaban con gobiernos elegidos mientras que a finales de la década pasada la mitad de la población mundial vivía en países con gobiernos surgidos de la voluntad ciudadana- y la globalización económica -en los años cincuenta del siglo pasado el comercio global era menos de 20% del PBI mundial y el año pasado representó más de la mitad de la producción generada en el mundo- que permitió reducir la pobreza, aunque no la desigualdad, de la mitad a menos de 10% de la población global en las últimas cinco décadas.

Declarada la pandemia, todos los gobiernos reaccionaron prontamente ante la emergencia sanitaria, pero, en muchos casos, lo hicieron con severos costos en términos de calidad institucional y libertades individuales.

Además de su dimensión sanitaria -con más de 560 millones de casos verificados, un número superior a los 6 millones de fallecidos registrados y las incontables personas afectadas psicológicamente-, con el derrumbe de la actividad económica originada en la cuarentena – y su  repercusión negativa sobre el empleo, la pobreza extrema que el Banco Mundial estima se incrementa este año en 100 millones de personas y la desigualdad- se alimentaron los miedos individuales y las incertidumbres sociales.

Estos temores dieron impulso a una mayor insatisfacción social que la evidenciada por las secuelas de la crisis financiera del 2008 y, junto a una creciente desafección política, han minado la confianza ciudadana en las instituciones.

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Buena Gobernanza Informes AGN Internacional

Pobreza, género y pandemia: una tormenta perfecta

En 2015 más de 190 países acordaron la Agenda 2030 de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que busca, en forma simultánea, ampliar las libertades democráticas, asegurar la plena vigencia de los derechos humanos y lograr la sostenibilidad ambiental.
Nadie imaginó que pocos años después de establecer los ODS -una agenda ambiciosa, necesaria y loable- el mundo estaría afrontando el doble desafío adicional de sobrellevar las consecuencias de una pandemia y los efectos de una guerra.

La pandemia registró 550 millones de casos de COVID-19 en el mundo, con más de 6 millones de fallecidos. Mientras tanto, el Banco Mundial predice que la guerra en Ucrania va a producir este año 100 millones de personas que se sumarán al contingente de pobres.
Todo esto es la antesala de los temas que nos convocaron hoy en la sede central de la Auditoría General de la Nación donde tuvimos el honor de recibir a distinguidas autoridades de entidades de fiscalización superior de América del Sur para el 2do seminario internacional sobre pobreza y género, organizado por EFSUR.
Erradicar la pobreza extrema y lograr la igualdad de género son dos temas decisivos de la agenda de ODS, que se han visto particularmente afectados por la pandemia; más aún en los países de América Latina, donde el COVID-19 fue epicentro, con casi el 30% de los fallecidos.
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Buena Gobernanza Informes AGN Opinión

Control, la mejor vacuna contra la corrupción

Invitado por Poder Ciudadano en ocasión de la presentación del Observatorio de Vacunas COVID-19, participé de una conversación sobre transparencia en las adquisiciones públicas frente a la urgencia de brindar inmunidad a la población.Invitado por Poder Ciudadano en ocasión de la presentación del Observatorio de Vacunas COVID-19, participé de una conversación sobre transparencia en las adquisiciones públicas frente a la urgencia de brindar inmunidad a la población. 

La pandemia, con la perspectiva del tiempo

Recientemente se cumplieron dos años desde aquella conferencia de prensa donde el Director de la OMS caracterizó al COVID-19 como una pandemia. 452 millones de casos después -con el beneficio de la perspectiva y munidos de datos comparados, avances científicos y ensayos diversos sobre cómo afrontar la pandemia- tenemos suficiente camino recorrido para empezar a evaluar las consecuencias. 

Algunos datos ilustran la profundidad del impacto: en los 30 años que lleva el índice de desarrollo humano de ONU esta es la primera vez que se verifica una regresión del indicador a escala global.  A su vez, se vive un retroceso en las libertades individuales en tiempos de paz y en tercer lugar -ahora específicamente con referencia a nuestra región- estamos en condiciones de afirmar que América Latina ha sido el epicentro geográfico de la pandemia; pese a tener menos del 10% de la población global, concentra más del 30% de los fallecidos por COVID-19.

En este contexto todos los gobiernos actuaron y se vieron obligados a tomar medidas en un entorno que sin dudas es complejo y difícil.

Malas decisiones

Cuando se analizan testeos, vacunas y número de personas fallecidas, la Argentina presenta de los peores indicadores a escala global. Pero además estamos frente a un verdadero drama, que abarca desde el derrumbe de la actividad económica y la ruptura de la cadena productiva, hasta el incremento de la pobreza y el empeoramiento de la calidad democrática.

Sin duda, hubo por parte del gobierno dos errores iniciales de cálculo: primero, subestimó la pandemia; luego sobreestimó la cuarentena. A estos diagnósticos equivocados se sumaron luego inconductas e incoherencias en la gestión de la pandemia que fueron agrandando la bola de nieve hasta que se llevó por delante la confianza y credibilidad social.

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Internacional Política U.C.R.

Sobre la retórica de solapa, salida de la crisis y los desafíos del futuro

Recientemente fui invitado por el Club del Progreso a conversar sobre los desafíos de la pospandemia para la Argentina. 

El Club del Progreso nació hace más de un siglo y medio, con el propósito de reunir a personas de diferentes pensamientos, pero con idénticos objetivos, marcados por el ideal del progreso moral y material de nuestro país.

Para quienes adscribimos al ideario radical, el Club del Progreso guarda algunos secretos y tesoros invaluables en el plano simbólico: por sus rincones supo transitar nuestro fundador Leandro Alem y aún se conserva en el ingreso al Club la mesa donde yació su cuerpo la trágica noche del 1 de julio de 1896.

La pandemia ¿culpable de todo?

Cuando la crisis social, sanitaria y económica ocasionada por la pandemia pase, Argentina estará peor que a su inicio y peor que sus vecinos. Dos datos clave lo demuestran:

➢ Según CEPAL, encabezamos la lista de países de América Latina que han incrementado – a pesar de las ayudas oficiales- los niveles de pobreza en el año 2020, triplicando el promedio de 3,2 puntos porcentuales de los 17 países de la región analizados.
➢ Para la OCDE, nuestra economía tardará más de cinco años en recuperar los niveles de actividad económica previos a la pandemia.

Pero volviendo al eje principal, me formulo la misma pregunta ¿es la pandemia la culpable de todo? o ¿estos indicadores preocupantes, configuran la cruda realidad en cuanto a la administración de la misma?