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Razones para la esperanza

El triple empate de las PASO (LLA 29,86%, JxC 28% y UP 27,28%) preanuncia que la definición de las elecciones presidenciales del próximo 22 de octubre se producirá en un ballotage que deja abierto los nombres de los candidatos que lo disputarán. Estoy convencido de que Patricia Bullrich, la candidata que representa a Juntos por el Cambio, disputará la segunda vuelta y será la próxima presidente de la nación.  En las líneas que siguen trato de ofrecer algunas razones para la esperanza.

Primero, es conveniente mirar los registros de las anteriores PASO presidenciales para que el análisis sea conducente, ya que en las dos competencias anteriores, 2015 y 2019, JxC obtuvo el 30,12 % y el 32,08 %, respectivamente. La elección de este año muestra un registro del 28% del total de votos. Es decir, apenas algo menor a los anteriores. Este dato sirve para desmentir a los analistas que agitaban con “un derrumbe” de la representación política de Juntos por el Cambio. No ocurrió tal cosa. Podríamos sumar al análisis el hecho de que la interna de nuestro espacio fue la más exigente y competitiva de todas las que se presentaron.

Otro dato relevante es el que muestra que, desde su conformación, JxC siempre mejoró el rendimiento en las elecciones generales, luego de las PASO. Así, en la categoría presidente, JxC aumentó el número de votos en 1,8 millones y 2,6 millones -5,5 y 8,3 puntos porcentuales, respectivamente- en las elecciones de 2015 y 2019.

Está comprobado, además, que JxC tuvo un desempeño electoral superior al promedio del país en aquellos distritos donde hubo competencia por cargos electivos subnacionales. En efecto, en los 5 distritos donde hubo disputa en elecciones concurrentes con las nacionales – CABA, PBA, Entre Ríos, Catamarca y Santa Cruz-, que representan el 49% del padrón electoral, JxC alcanzó el 32 % de los votos. En cambio, en las otras 19 jurisdicciones donde solo hubo elección para cargos electivos nacionales, que representa el 51% del padrón, JxC obtuvo un resultado inferior al promedio del país, del 25% de los votos. En esas dos categorías de distrito, según haya o no elección local simultánea, UP marcó 31% y 24% y LLA 23% y 36 % en los distritos con o sin elección provincial concurrente, respectivamente.

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Opinión Política U.C.R.

Para Vencer, Convencer

“Si la confianza en las instituciones desaparece, nuestra civilización se vendrá abajo.” Yuval Noah Harari

A mediados de los años setenta, al tiempo que nuestra sociedad vivía en el paroxismo de la violencia política, se agotó el patrón productivo que nos distinguió por décadas -la industrialización sustitutiva de importaciones-, esquema que no fue reemplazado por otro mejor y más sostenible, tanto en términos económicos como sociales.

El deterioro se ilustra en un reciente estudio del Real Instituto Elcano, publicado en ocasión del inicio de la presidencia española de la Unión Europea, que registra el pobre desempeño de la economía argentina en el periodo 2000-2023. Sus principales datos son:

  • 10 años de crecimiento negativo
  • 16 años de inflación anual superior al 10%
  • 2 años de déficit fiscal superior al 3% del PBI
  • 9 años de déficit fiscal superior al 5% del PBI
  • 13 años de la ratio deuda pública-PBI, mayor al 50%
  • 2 años de la ratio intereses de la deuda pública-ingresos públicos superior al 15%

Con estos datos, Argentina se convierte, junto con Venezuela, en la triste excepción de América Latina, una región que puede mostrar éxitos en evitar desbordes inflacionarios, merced a la combinación de una comprobada prudencia fiscal y flexibilidad cambiaria, lo que reduce los riesgos de crisis en la balanza de pagos de los países. Estas condiciones no garantizan el desarrollo económico, pero sí son una condición necesaria para el progreso social.

La extraviada política exterior del kirchnerismo ha afectado negativamente la credibilidad de la Argentina como socio confiable, algo imprescindible en el particular contexto de reconfiguración del poder global. 

Con relación al funcionamiento de las instituciones, otra condición necesaria del crecimiento económico, la Argentina tampoco es un ejemplo a imitar. El principio fundacional de la efectiva división e independencia de los poderes está afectado por el empecinamiento oficial por controlar la Justicia.

Esa voluntad de disciplinar la justicia pretende instrumentar una definición política ofrecida por destacados líderes del oficialismo por la cual los principios de la revolución francesa de 1789 son ejemplo de un anacronismo que, a esta altura de la historia, debe ser superado.

La afectación de la calidad institucional ciertamente impacta sobre los derechos de los ciudadanos y, también, sobre la previsibilidad de las normas, condición necesaria para la inversión productiva del sector privado.

Del mismo modo, la extraviada política exterior oficial, al tiempo que enajena las credenciales democráticas y de promoción de los derechos humanos que distinguen a la Argentina desde 1983, afecta negativamente la credibilidad y la percepción de socio confiable, algo imprescindible en el particular contexto de reconfiguración del poder global.

Con este telón de fondo, los argentinos vamos a elegir presidente por décima vez desde 1983.

El actual gobierno finaliza su administración en diciembre, sin que ninguno de los integrantes del “ticket presidencial” intente, siquiera, renovar su mandato. Esta situación es prácticamente inédita en la historia de los cuatro países de América Latina que, además del nuestro, admiten la reelección inmediata: Brasil, Ecuador y República Dominicana.

El gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner -el del populismo movimientista en la acción política y el facilismo cortoplacista en la política económica-, será recordado por:

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Artículos periodísticos

Dejar atrás la necrofilia ideológica

En una larga charla con Luis Novaresio en LN+, tuve la oportunidad de conversar sobre las múltiples y complejas capas políticas, económicas y sociales que caracterizan a la Argentina en este año de la décima elección presidencial desde la recuperación de la democracia cuatro décadas atrás. Reproduzco una selección sintética del diálogo a continuación.


¿Me explicás el momento que estamos viviendo? 

Es muy difícil, muy complejo, muy desafiante y muy angustiante para mucha gente. Creo que se debe a la combinación de dos dimensiones: la debilidad política del gobierno y los desequilibrios económicos. Estas dos dimensiones, que ya son negativas, se retroalimentan la una a la otra y aumentan el problema. La debilidad política del gobierno genera incertidumbre, la que a su vez afecta negativamente las variables económicas. La evolución negativa de la economía repercute y amplía las problemas políticos del oficialismo. Esta combinación introduce algo muy preocupante que es la incertidumbre. El capitalismo está acostumbrado a vivir con el riesgo

Eso es el capitalismo.

El riesgo es innato y congénito con el capitalismo. El riesgo se pondera, se valora, se costea, se le imputa un precio. La incertidumbre, en cambio, es simplemente no saber qué va a pasar. Son cosas muy distintas. La incertidumbre es veneno para el capitalismo, para los actores económicos, para los consumidores, para los productores, para los usuarios, para los agentes económicos.

Te debe pasar cuando te reconocen, como ex ministro de economía de Alfonsín y lo que significó su gobierno en aquel momento de enamoramiento de la democracia, que te preguntan “¿Llegamos?”

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Tercer triunfo

Datos, reflexiones, pronósticos y puntos de interés sobre el resultado de las elecciones legislativas 2021.

Argentina celebró su decimonovena elección de renovación legislativa desde la inauguración democrática de 1983. Esa saludable rutina democrática fue afectada por la pandemia, que ya se cobró más de 116 mil fallecidos, pero no impidió el libre ejercicio del derecho a elegir de los ciudadanos.

La primera comprobación es la confirmación de un “ bicoalicionismo imperfecto” compuesto por una fuerza -Juntos Por el Cambio (JxC)- que compite por cuarta vez consecutiva a nivel nacional y el oficialismo del Frente de Todos (FdeT), actual nombre de fantasía del Movimiento Nacional Justicialista y aliados menores.

Juntos por el Cambio compite por cuarta vez consecutiva en comicios nacionales, logra su tercer triunfo y consolida una representación del 40% del electorado. 

Otra resultante de la elección es que JxC obtiene, con una recurrente representación de alrededor del 40 % del registro electoral, su tercer triunfo y se convierte en un decisivo estabilizador del sistema político.

Al ser capaz de superar la derrota de la última presidencial y mantener su cohesión interna, JxC primero conjuró la ruptura alentada desde el oficialismo y luego evitó la fragmentación del arco opositor, experiencias que muestran sus negativas consecuencias en la situación política de nuestros vecinos Chile y Perú, por ejemplo.

Esa positiva situación es consecuencia de la defensa del mantenimiento de las reglas de juego vigentes, las PASO, a pesar de los intentos del oficialismo de su eliminación y de algunas desacertadas opiniones internas de la propia coalición de JxC.

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Construir esperanza: el desafío opositor y la necesidad ciudadana

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La oposición es un actor clave frente a la crisis política actual y un componente crucial para el funcionamiento de la democracia; es la oposición la que tiene el poder de mover al gobierno y a la sociedad en una dirección diferente.

Invitado a debatir sobre “Los desafíos de la oposición” en la reunión de socios del Club Político Argentino, pude exponer junto a Miguel Angel Pichetto y Hernan Lombardi algunas ideas que quiero compartir.

¿Cuál es el papel de la oposición en el contexto actual?

Como paso previo a definir el papel opositor, hay que tener un diagnóstico adecuado sobre la situación en la que se encuentra el gobierno actual. Tres situaciones definitorias atraviesan su gestión: una virtual parálisis política, incertidumbre recargada y un marcado bloqueo institucional.

Las razones de este estado de las cosas son por todos conocidos y van más allá de las limitaciones impuestas por la pandemia: liderazgo ejecutivo débil y legitimidad relativa, mando político bicéfalo y múltiples actores con capacidad de veto.

Antes de definir el lugar de la oposición, hay que entender la situación en la que se encuentra el oficialismo: parálisis política, incertidumbre recargada y bloqueo institucional.

La oposición ante este escenario debe constituirse como una fuerza política capaz de transmitir esperanza en un contexto de apatía ciudadana.

Con Jorge Sigal de moderador, expuse (minuto 02:00) enel Club Político Argentino, 5/7/21. Participaron también Miguel Angel Pichetto y Hernán Lombardi.

¿Qué características debe tener la oposición?

Sabido es que el miedo actúa como paralizante y que su contracara es la esperanza, motor que moviliza a las sociedades en busca de cambios para su bienestar.