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La paradoja de los 40 años

“No hay, no puede haber, buenas finanzas públicas
donde no hay buena política” L.N. Alem (13/4/1890)

Una paradoja inesperada se combinó con el aniversario de los 40 años de democracia ininterrumpida en la Argentina, el período más extenso de nuestra vida institucional.

En efecto, en un desaire a la historia, asistimos a la asunción de un legítimo presidente que carece de partido; que solo cuenta con dos años de experiencia personal en la acción política y que, dueño de una personalidad extravagante, llama la atención de los observadores y analistas del exterior.

Además, la nueva administración se postula como iniciadora de un cambio revolucionario y sostiene que repondrá a la Nación en una posición de liderazgo extraviada desde hace más de cien años.

En lo que sigue se intenta, eludiendo razonamientos simplistas y el falso atajo de las frases hechas, analizar las causas de ese imprevisto resultado electoral y, a continuación, se identifican los puntos nodales  de la estrategia oficial que puede conducir a los argentinos a una mayúscula frustración colectiva.

¿Avanza la libertad ?

Una de las características que distingue a la situación global, particularmente desde la crisis financiera del 2008, es la inestabilidad sistémica y, también, la erosión de los consensos vigentes tanto domésticos como internacionales.

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Una Oposición con papel protagónico

Frente al resultado de las elecciones generales y pase lo que pase en el balotaje, Juntos x el Cambio -y la UCR dentro del espacio- ejercerán un papel clave como fuerza opositora. 

Reportaje, Diario La Nación, domingo 22 de octubre de 2023

El pasado domingo de elecciones, La Nación publicó un reportaje que me hizo la periodista Sofía Diamante. Luego de conocer el resultado -que no era el que esperaba, claro está- verifico no obstante que todas las premisas que planteé en el artículo están plenamente vigentes en el nuevo escenario; uno en el que Juntos x el Cambio tiene el papel protagónico de opositor, sea cual fuera el resultado del balotaje del 19 de noviembre entre Sergio Massa y Javier Milei. Esas premisas son:

  • Urge la formulación de un programa de estabilización. Las tasas de inflación actuales son insoportables e imposibilitan la planificación de las actividades de los actores económicos, tanto  los productores como los consumidores.
  • Junto con el programa de estabilización se requiere formular un programa económico integral, que contemple la integración al mundo, con equipos e integridad de los gobernantes.
  • Para llevar a cabo estos programas será necesario construir poder político y contar con licencia social para afrontar sus impactos.
  • Levantar la economía y generar un horizonte de esperanza requiere no sólo de programas económicos, sino de solidez y credibilidad en las instituciones. Lo demuestran los ejemplos de Chile y Uruguay, sociedades que se apegan a las leyes y donde hay una cultura de acuerdo y compromiso entre actores políticos: en dos décadas redujeron los niveles de pobreza en 30 y 15 puntos porcentuales respectivamente.

Desde el lugar de oposición que nos dieron las urnas y con la fortaleza legislativa y territorial de la UCR y del espacio que integramos, Juntos x el Cambio, debatiremos, apoyaremos y buscaremos agregar valor a todas las iniciativas que conduzcan al país por la senda del progreso, que se enmarcan en las premisas mencionadas. No toleraremos la corrupción o las medidas populistas que hunden cada vez más al país.

El comunicado que publicó ayer el Comité Nacional de la UCR, expresa con claridad la misión de nuestra coalición, junto con la fortaleza para lograrlo: “Los argentinos colocaron a nuestra coalición en un rol de oposición. Y eso es lo que debemos hacer. Esa responsabilidad es sumamente relevante, ya que contamos con 10 gobernadores, cientos de intendentes, 93 diputados y 24 senadores nacionales”.

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Pinochet nos sucedió a todos

Alfonfin Tratado Paz Chile
El presidente Raúl Alfonsín durante las negociaciones del Tratado de Paz y Amistad con Chile, 1984. Fuente: alfonsin.org – Fondo Documental Familia Alfonsín

Todavía hoy pueden verse en las paredes del Palacio de la Moneda los agujeros de las balas que terminaron simultáneamente con la vida del presidente Salvador Allende y con el faro democrático de los ’70 en América Latina: la democracia chilena. A propósito de que se cumplieron 50 años del golpe de Pinochet, escribí en Clarín sobre lo que significó ese hito violento para América Latina y sobre cómo operó Raúl Alfonsin para recuperar la democracia en Chile y en toda la región. Transcribo a continuación la nota.

Gabriel García Márquez dio en el clavo cuando expresó que “El drama ocurrió en Chile, para mal de los chilenos, pero ha de pasar a la historia como algo que nos sucedió sin remedio a todos los hombres de este tiempo, que se quedó en nuestras vidas para siempre.”

Es que Chile había logrado hacer del respeto a la Constitución y las leyes un hábito saludable, algo que lo distinguió durante varias décadas de la mayoría de los países de América Latina, incluyendo a la Argentina.

Medio siglo atrás en nuestro continente se desplegaba la lucha de poder Este-Oeste. A Estados Unidos le molestaba el caso chileno. Quería evitar a toda costa que gobiernos de izquierda pudieran gestar una experiencia exitosa de transición pacífica al socialismo con potenciales efectos demostrativos para el resto del hemisferio e, incluso, para Francia e Italia- países que juntó con Chile contaban con los más poderosos e influyentes partidos comunistas de Occidente. Así, bajo el gobierno de Richard Nixon, a Estados Unidos le cerraba la idea de que un gobierno juzgado como peligroso, desde su visión de seguridad hemisférica, fuera sustituido por otro declaradamente anticomunista.

Entonces, con la complicidad de Estados Unidos, Pinochet llegó para quedarse. La violencia que caracterizó su desembarco se perpetuó en 17 largos años de dictadura sangrienta.

La llegada de Raúl Alfonsín a La Rosada, en 1983, significó un giro brusco en la relación con La Moneda, aún tomada por Pinochet. Una década después de la destitución y muerte violenta de Salvador Allende, la llama de la democracia se volvió a encender en la región, esta vez en Argentina.

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Tres contribuciones decisivas a la democracia argentina

Fui invitado a participar en el ciclo Democracia Siempre de Radio Nacional. Dialogué con Any Ventura sobre los 40 años de la democracia y el papel del radicalismo en tres momentos clave: en el ’83, la recuperación definitiva de la democracia en Argentina; luego, el primer pase pacífico e institucional de mando entre presidentes de distinto signo político en un siglo; más recientemente, la conformación de una coalición elegida por el pueblo para gobernar que, no siendo peronista, pudo concluir su mandato, lo que no ocurría desde 1928. 

¿Cómo era tu vida durante la dictadura?

Sobrevivía a la Argentina, sufriendo la pérdida de amigos y compañeros de la secundaria. Inmerso en la vida política en el clima opresivo de esa época, así y todo pude estudiar, recibirme y trabajar, siempre comprometido con la Unión Cívica Radical en la búsqueda de construir un modo de vida que permitiera la convivencia pacífica entre los argentinos.

Algo que desde el ‘76 al ‘82 parecía poco probable…

Bueno, no solo en ese periodo sino desde antes. La aceptación de la violencia como método de acción política estaba muy extendida en vastos sectores sociales.

¿Estamos hablando de la guerrilla?

De la guerrilla y de los que no practicaban la guerrilla.

¿O sea las tres A?

Había quienes creían que -parafraseando a Mao- el poder nace de la boca del fusil y que la lucha armada era la única opción. Había otros que, también concibiendo la violencia como método para resolver los conflictos, recurrían a golpes de Estado o echaban mano a grupos paramilitares, como las tres A que mencionaste. Entonces en Argentina había quienes para combatir al demonio usaron las armas del demonio y eso terminó en un infierno, esa orgía de violencia, esa ordalía de sangre, ese todos contra todos que fue la desgracia de nuestro país.

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Dejar atrás la necrofilia ideológica

En una larga charla con Luis Novaresio en LN+, tuve la oportunidad de conversar sobre las múltiples y complejas capas políticas, económicas y sociales que caracterizan a la Argentina en este año de la décima elección presidencial desde la recuperación de la democracia cuatro décadas atrás. Reproduzco una selección sintética del diálogo a continuación.


¿Me explicás el momento que estamos viviendo? 

Es muy difícil, muy complejo, muy desafiante y muy angustiante para mucha gente. Creo que se debe a la combinación de dos dimensiones: la debilidad política del gobierno y los desequilibrios económicos. Estas dos dimensiones, que ya son negativas, se retroalimentan la una a la otra y aumentan el problema. La debilidad política del gobierno genera incertidumbre, la que a su vez afecta negativamente las variables económicas. La evolución negativa de la economía repercute y amplía las problemas políticos del oficialismo. Esta combinación introduce algo muy preocupante que es la incertidumbre. El capitalismo está acostumbrado a vivir con el riesgo

Eso es el capitalismo.

El riesgo es innato y congénito con el capitalismo. El riesgo se pondera, se valora, se costea, se le imputa un precio. La incertidumbre, en cambio, es simplemente no saber qué va a pasar. Son cosas muy distintas. La incertidumbre es veneno para el capitalismo, para los actores económicos, para los consumidores, para los productores, para los usuarios, para los agentes económicos.

Te debe pasar cuando te reconocen, como ex ministro de economía de Alfonsín y lo que significó su gobierno en aquel momento de enamoramiento de la democracia, que te preguntan “¿Llegamos?”