La Auditoría General de la Nación tiene una responsabilidad grande: auditar las cuentas y la gestión de la administración pública nacional.
Si bien la AGN no tiene poder de sanción, sus informes alertan a los legisladores sobre áreas mal gestionadas y pueden convertirse, eventualmente, en elementos probatorios en un juicio (ver “Auditoría y justicia”).
Pero las recomendaciones de la AGN sirven fundamentalmente para que las distintas oficinas que van siendo auditadas, mejoren el uso de los recursos, la rendición de cuentas y la calidad de su gestión.
Para llevar adelante esta tarea con ejemplaridad, la AGN va adaptando y mejorando sus normas y sistemas, de acuerdo a requerimientos locales y atento a las mejores prácticas de otras entidades de fiscalización y control.