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Malestar en democracia: un tema importante, pero descuidado

Un tema importante pero descuidado, es el título del prólogo del maestro Guillermo O’Donnell en un libro de mi autoría llamado “El Caso Chile”. Recientemente tuve el honor de participar en una jornada homenaje al entrañable politólogo en el marco del ciclo “Ideas, debates y controversias en torno a la teoría de la democracia de Guillermo O’Donnell” organizada por la Facultad de Derecho de la UBA; junto a Karla Valverde Viesca y Ricardo Gil Lavedra conversamos acerca de un tema tan vigente y actual como “El malestar en la democracia: transición, consolidación y disonancias democráticas.”

La opinión de un ciudadano

Pocas veces se cuenta con el privilegio de compartir panel con reconocidos y destacados profesionales y muchas menos en ocasión de homenaje a una mente destacada del pensamiento democrático como Guillermo O’Donnell. Por eso me tomé la licencia de aprender de mis compañeros de panel y opinar inicialmente como un ciudadano, preocupado y ocupado en fortalecer la democracia.

O’Donnell pensó la teoría democrática como pocos, le dio una impronta personal y se destacó por observar la realidad bajo un prisma localista en términos latinoamericanos.

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La agenda más consensuada

Los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) representan la agenda global con mayor consenso de los últimos años; más de 190 Estados -entre los que se cuenta la Argentina- se pusieron de acuerdo para encarar y materializar caminos de solución a complejas problemáticas globales. La participación ciudadana es parte de la formula para el éxito. 

¿Qué fines persiguen los ODS?

Los ODS como agenda global, tratan de atender aquellos flancos débiles de la vida en sociedad que necesariamente deben encararse de manera mancomunada. Son 17 objetivos, ambiciosos; se busca alcanzarlos de forma conjunta, interrelacionada y simultánea. Se trata de desafíos múltiples, que abarcan lo político e institucional, lo ambiental, lo social y lo económico.

Estos objetivos multidimensionales cuentan con 169 metas y el compromiso de cumplirlas para el 2030. De aquí a ocho años, a nivel global, deberíamos haber logrado, por ejemplo, lo siguiente:

  • Erradicar la pobreza extrema.
  • Poner fin al hambre y asegurar el acceso de todas las personas a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año.
  • Reducir la tasa mundial de mortalidad materna a menos de 70 por cada 100.000 nacidos vivos.
  • Asegurar que todas las niñas y todos los niños terminen la enseñanza primaria y secundaria, que debe ser gratuita, equitativa, de calidad y producir resultados de aprendizaje pertinente y efectivo.

Las metas que cité son sólo 4 de las 169. Sin lugar a dudas un desafío global tan grande, destinado a combatir la pobreza, trabajar por la equidad, proteger el ambiente y fomentar el desarrollo económico, no puede ser ni remotamente pensado sin diseñar instituciones fuertes, en fluido contacto con la sociedad civil y debidamente controladas desde el punto de vista de la gestión estatal.