
Lograr el equilibrio entre crecimiento económico y cuidado del ambiente no es sencillo. Menos en un país federal, donde cada provincia es dueña de sus recursos naturales; se requiere una articulación inteligente entre jurisdicciones y con el Estado Nacional para generar ciertas pautas comunes que -sin entorpecer el desarrollo de cada localidad- garanticen el derecho constitucional del conjunto de los habitantes a un ambiente sano.
Los países en desarrollo tienen además la tendencia a sobre explotar aquellos recursos naturales abundantes y de alta demanda global debido a una historia de ciclos económicos muy pronunciados.