Las derrotas enhebradas por el kirchnerismo en los distritos más relevantes del país – exceptuando la provincia de Buenos Aires – han desatado un movimiento de resquebrajamiento interno del poder y de ebullición dentro del peronismo. Los navíos menores comandados por Daniel Filmus y Agustín Rossi recibieron los torpedos dirigidos a la nave insignia en la que Cristina Fernández de Kirchner espera llevar a buen puerto las aspiraciones de su segundo mandato personal, el tercero del matrimonio que se había soñado alternando el poder hasta el 2019. El puente de mando de ese barco está cruzado por reproches en la campaña de la Ciudad –donde obtuvieron cuatro puntos menos que en la última elección- y sobre todo por el vendaval desatado en el Partido Justicialista, a nivel nacional, envalentonado por la victoria de José de la Sota en Córdoba y de Miguel del Sel en Santa Fe -favorecido por Carlos Reutemann, entre otros.
Pero la realidad política no se limita a la novedad electoral. Mientras esto ocurre, graves sucesos sacuden el país. La muerte de cuatro personas en Jujuy, desalojadas por tomar predios propiedad del ingenio Ledesma, el otro episodio similar en la ciudad de Tucumán y las emboscadas en el conurbano bonaerense entre partidarios de Mario Ishi y Daniel Scioli, forman parte de la violencia social y política que evidencia el peronismo cuando comienza a efectuar “reacomodamientos estratégicos”. Ante más de una docena de muertes ocurridas durante el último año del kirchnerismo – en su mayoría integrantes de pueblos originarios, o personas carecientes – son pocas las asociaciones de derechos humanos que han alzado la voz, tal vez muy ocupadas en el pasado o en dedicarse a asuntos para las que no fueron creadas.
Los nervios por la incertidumbre redundan en acciones directas que buscan alimentar la máquina de presión clientelar, en los casos de Jujuy y Tucumán; o fijar por la fuerza – tal vez la fuerza de Cristina – el poder territorial en la provincia de Buenos Aires. Por esta razón, el peronismo antik que ya enfiló la proa hacia la nave comanda por la presidente – y operada por los leales- es el principal obstáculo en la singladura hacia octubre. Los efectos de esa inquina mutua se verán, seguramente, en la PASO del próximo domingo.
Otro aspecto importante, sin mucha atención oficial, son los efectos de la crisis internacional sobre nuestro país, que sufre desde el año 2003 una persistente fuga de capitales cuya suma asciende a más de 75.000 millones de dólares. De estos, unos U$S 55.000 millones salieron del país a partir de 2008, es decir, durante la gestión de Cristina Kirchner.
El horizonte es brumoso para el oficialismo nacional, cercado por el rechazo a la política de confrontación de la que ya se despegaron Daniel Scioli y José M. de la Sota, el crecimiento del peronismo tradicional con caras nuevas como la de Del Sel, ya dispuesto a hacer campaña junto a Eduardo Duhalde en la provincia de Buenos Aires; o el apoyo de Daniel Scioli y Carlos Reutemann a de la Sota, y el crecimiento de la UCR y de Hermes Binner en las encuestas nacionales.
El impulso final hacia el domingo 14 delimitará el verdadero potencial del kirchnerismo y plantará a su frente al rival de octubre. En la PASO también tendrán su prueba de fuego la Coalición Cívica, el partido de Pino Solanas y la izquierda –unida por el espanto – puesto que deberán alcanzar el 1,5% de los votos para poder mantenerse como partidos habilitados para competir el 14.
De Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba, con amor
Los comicios de Santa Fe y el balotaje de la Ciudad de Buenos Aires fueron, tal como era previsible, dos domingos consecutivos de derrota electoral para la Casa Rosada. En la provincia gobernada por el acuerdo entre socialistas y radicales – la UCR cuenta en esa provincia con 8 de sus nueve senadores y ganó más de cien intendencias – se verificó un fenómeno de rechazo a la figura de Agustín Rossi, cara visible del kirchnerismo durante el conflicto de “la 125”; y una revulsión del PJ, en el que María Eugenia Bielsa obtuvo la misma cantidad de votos que toda la interna de ese partido. No obstante, buena parte de esos electores justicialistas apoyaron al cómico Miguel del Sel, convirtiéndolo en el sorpresivo segundo en la carrera por la gobernación.
Los “macristas puros” se asustaron de la extraordinaria performance del cómico, que como un Pinocho fue insuflado de vida por Reuteman y asistido por Duhalde. En contrapartida, tanto Del Sel como los peronistas de capital que anidan en el PRO ya expresaron su apoyo al caudillo de Lomas de Zamora que ocupa muchas horas en los medios para intentar la hazaña de salir segundo el próximo domingo, algo que a Mauricio Macri no le agradaría mucho. Por la dudas, el gobernador reelecto se tomará diez días de vacaciones para descansar y no tener que estar en el país el próximo 14 de agosto.
La Docta, por su parte, presenta un desafío extra para el kirchnerismo. Dado el amplio triunfo en el segundo distrito electoral más importante del país, “el gallego” ganó la pulseada con la nación. Rechazó la imposición del vice el armado de listas con personajes afines al poder central, y en su discurso triunfal recordó la autonomía de Córdoba – es decir la suya- como un valor importante. Cabe recordar que en ese distrito el kirchnerismo alcanzó el 9 por ciento en la última elección y De la Sota, al contrario que Agustín Rossi, estuvo en contra de la 125.
La sucesión de “saludos” que recibió José Manuel de la Sota de destacados líderes del PJ como Daniel Scioli, Eduardo Duhalde o Carlos Reutemann, ante el silencio oficial y las declaraciones defensivas de Aníbal Fernández, solidifican un frente interno del PJ que sería capaz de sobrevivir a esta etapa kircherista del peronismo, de la misma forma que lo hizo con el menemismo. No hay lugar para la sorpresa. El peronismo, expresión cabal del populismo se recicla todas las veces que sea necesario, tal como lo acaba de mostrar el gobernador electo de Córdoba.
Publicado en www.escenariosalternativos.org