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Conversaciones en La Nación

Estuve conversando con Jorge Rosales en La Nación. Transcribo algunos de los puntos que surgieron al responder sus preguntas (aquí se puede ver el video con la entrevista completa).

Cambiemos. Nació como coalición electoral y se mostró eficaz como coalición legislativa. Tiene el enorme de desafío de convertirse en una muy potente coalición política, capaz de cumplir los objetivos que se propuso, de superar el populismo y retomar un sendero de crecimiento para la Argentina.

La UCR en Cambiemos. Un año después de asumir el Presidente Macri, la UCR tiene una representación política apropiada y hace una evaluación positiva del resultado de estos primeros 12 meses de gestión.

Macri es Presidente gracias a Cambiemos y Cambiemos existe gracias a la UCR. La coalición -que fue muy eficaz en lo electoral y legislativo- ahora afronta el desafío de transformarse en una potente coalición política.

Próxima cumbre de la UCR. Los partidos políticos que se precian de tales, como es el caso del Radicalismo, tienen debates y discusiones. Un ejemplo es el de la Convención de Gualeguaychú [en la que se decidió la política electoral que facilitó la creación de Cambiemos]. En Villa Giardino vamos a debatir varios temas, entre ellos, nuestro papel en esta coalición política que integramos y a la que dimos nacimiento. Es inimaginable que Macri hubiese podido ser Presidente sin la coalición y es inimaginable que Cambiemos hubiera sido posible sin la Unión Cívica Radical.

La hipoteca. ¿Cuáles fueron los números que nos dejó la Administración anterior? El gasto público más grande de la historia, una presión impositiva récord, estar en el podio mundial de inflación, uno de cada cuatro hogares en la pobreza y uno de cada tres argentinos en situación de pobreza, con el 40% de los chicos viviendo en hogares pobres, con menos de 50% de la población con estudios secundarios y solamente 3% de la población con estudios universitarios. En definitiva: una situación seria, muy seria. Había cepo, había corralito, había default. Esa era la situación de la Argentina, la situación que dejó el populismo político y el facilismo económico.

La marcha de la economía. Frente a esta extraordinaria situación, uno mira hoy y está claro que hay grandes asignaturas pendientes, pero al mismo tiempo está claro que el rumbo que teníamos como sociedad ha sido corregido. Iniciamos un sendero de crecimiento económico capaz de crear puestos de trabajo decentes, abriendo la posibilidad a que ese crecimiento reduzca sustancial y paulatinamente los niveles de pobreza, a que la Argentina pueda modernizar su patrimonio productivo y esté en condiciones de insertarse de la mejor manera posible en este mundo turbulento.

La fórmula de populismo político y facilismo económico produjo el gasto público más elevado de nuestra historia y dejó a uno de cada tres argentinos en la pobreza. Cambiemos asumió con esa hipoteca más cepo, corralito, inflación y default.

Trump y el mundo. Trump supone incertidumbre y una situación inédita. Pero hay grandes tendencias -como la globalización y la democratización- que están instaladas y no se van a detener. Así como la caída del muro de Berlín y la implosión de la Unión Soviética no significó el fin de las ideologías, como se dijo en aquel momento, tampoco este cambio -sustantivo y lleno de incertidumbres- va a significar el retroceso de esas tendencias tan potentes.

Trump y la Argentina.  Las políticas de Trump no van a tener para la Argentina un impacto directo como el que pueden tener para México. Pero sí la van a afectar en términos sistémicos. Es posible pensar que Estados Unidos aumente su déficit fiscal y fortalezca su dólar. Si esas dos cosas pasan, es probable que haya un retroceso en el precio de los commodities y un aumento en la tasa de interés en los Estados Unidos. Nada de esto favorece el crecimiento del comercio o facilita el acceso a los mercados internacionales. Por eso son sabias y atinadas las determinaciones del Gobierno argentino en los dos planos: acelerar el financiamiento necesario para este año y avanzar en acuerdos biregionales o bilaterales o multilaterales con todos los posibles compradores que aumenten el comercio, teniendo en cuenta los cambios que pueden venirse desde los Estados Unidos.

La Argentina es uno de los países del G20. Debe aprovechar su protagonismo en este espacio y aunar criterios con Brasil y México para negociar una buena posición para la región en el mundo. Sobre todo, luego del vuelco proteccionista de Estados Unidos con la llegada de Trump.

El protagonismo de la Argentina a través del G20. Argentina, Brasil y México son los únicos tres países de América Latina que integran una organización muy importante, el G20. Se trata del único lugar que nos queda en este mundo problemático para alcanzar acuerdos que permitan darle gobernabilidad a la globalización. Es muy importante que Argentina y Brasil avancen de manera coincidente en posiciones comunes estos asuntos globales. Me parece que esa es la decisión del Presidente Macri y creo que es la decisión acertada.

Cambiemos en la era de las coaliciones. No sólo en la Argentina sino en todo el mundo, estamos en la era de las coaliciones. El último Presidente electo por un sólo partido político en la Argentina fue Raúl Alfonsín en el ´83. De allí para aquí, todos los presidentes fueron el resultado de una coalición electoral. La necesidad de reconstruir el sistema político en la Argentina se ha planteado ahora desde una coalición republicana, de apego a las normas y a las leyes, que reconoce la democracia y la tolerancia como ejes de la convivencia civilizada en una sociedad. Surgirá seguramente una coalición de base peronista; un peronismo que tiene que saldar su discusión interna acerca de si puede transformarse en republicano o no. Eso está por verse.

La reconstrucción institucional de la Argentina fue confiada por el voto popular a Cambiemos, una coalición republicana. Seguramente surgirá una coalición peronista, aunque aún no se sabe qué características tendrá.

¿La pata peronista? La coalición Cambiemos no es un colectivo que va por la calle y en cada esquina sube a un dirigente peronista. Es una coalición integrada por tres fuerzas, la Unión Cívica Radical, la Coalición Cívica y el PRO. Me parece que debe abrirse al diálogo político con otros actores pero eso no quiere decir necesariamente incorporaciones al gobierno y mucho menos coaliciones electorales.

Mis inicios en la política. Yo era alumno del colegio Carlos Pellegrini en la fase final de la dictadura de Onganía. Creamos una agrupación independiente con un grupo de amigos hasta que nos dimos cuenta de que no se podían cambiar los problemas de la escuela si no se cambiaba la realidad argentina. Y entonces, desairando el pensamiento mayoritario, nos afiliamos todos a la Unión Cívica Radical en el ´72. Ingresamos a los 18 años por la puerta que nos abrió Raúl Alfonsín. Lo que nos decidió incorporarnos a la política en el Radicalismo y no en otro partido de raíz popular -como el Peronismo- fue el rechazo a la violencia como método de la acción política.

El legado de Alfonsín en América Latina. La democratización de América Latina luego de 1983 es, en gran medida, el resultado de la acción del Presidente Alfonsín. En aquel momento, Argentina estaba rodeada de dictaduras. Era un islote democrático en un océano autoritario. Y luego vino la democracia en Uruguay, vino la democracia en Paraguay, vino la democracia en Brasil y, finalmente, la democracia en Chile. Eso es una contribución decisiva del Presidente Alfonsín y de la democracia argentina.

La Cámpora. El único punto de contacto [entre La Cámpora y lo que fue La Coordinadora] es el promedio de edad. La Cámpora fue construida desde el poder, alimentada desde los despachos oficiales. Pero, a pesar de haber tenido todo el poder, su influencia es bastante reducida. En el gobierno de Cristina Kirchner, ¿cuántos Secretarios Generales de sindicatos tenían pertenencia a La Cámpora? Ninguno. ¿Cuántos Centros de Estudiantes eran presididos por integrantes de La Cámpora? 1 de los 600 que existen en el país. Intendencias, lo mismo. Representación legislativa, igual. Ni que hablar de producción intelectual. Yo nunca leí ninguna contribución teórica de ningún dirigente vinculado a ese espacio político. Era más un ejercicio de poder en dependencias oficiales.

3 respuestas a «Conversaciones en La Nación»

Entramos en “tiempo de descuento”. Cambiemos tendrá que definir el derrotero a futuro. De cualquier manera pienso que “el peor enemigo del Gobierno es el Gobierno mismo”. Ejemplo: el “Correo Gate”. Otro problema político.

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