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Conflicto en Puerta

La actividad económica muestra signos de estancamiento y la inflación no cede.

Como resultado, en  Junio, por segundo mes consecutivo se verificó una reducción, en términos reales,  de la recaudación tributaria que, al mismo tiempo, evidencia las inocultables dificultades  por la que atraviesa el promocionado modelo económico de matriz diversificada y de acumulación con inclusión social.

Durante años el discurso oficial insistió – acertadamente- en que el Estado debe garantizar, como condición necesaria, la solidez de las cuentas públicas  y lo cierto es que, bien medido, el año 2011 mostró déficit presupuestario por primera vez desde la implosión del régimen de convertibilidad .

La vulnerabilidad de las cuentas públicas, a pesar que desde 2007 a la fecha la presión tributaria aumentó 5,4 puntos porcentuales del PBI,  es el resultado de un gasto que se multiplicó ocho veces desde el año 2003 como resultado, entre otras razones, de una política energética que desalentó la producción local promoviendo las importaciones ; de obras públicas que de la mano de la discrecionalidad casi nunca fueron el resultado de un Plan de Inversiones debidamente evaluado; de subsidios que acentuaron una distribución del ingreso regresiva y del crecimiento del empleo público.

La combinación de estancamiento económico, con niveles de inflación del 25% anual, y dificultades fiscales son motivos suficientes para esperar un segundo semestre del año con grados crecientes de conflictividad social y es por eso que resulta pertinente tener un panorama informado de la situación del empleo.

En Argentina, alrededor de uno de cada cuatro empleos formales se registra en el sector público, en alguno de los tres niveles de gobierno, nacional, provincial y municipal.

En los últimos cuatro años, el  sector público  incrementó su planta de personal alrededor del 25% en promedio, siendo el aumento del 20% en el nivel nacional , del  33% en el conjunto de las Provincias y del 30% en las municipalidades. En la jurisdicción nacional los mayores aumentos se verifican en las empresas públicas y en los Bancos nacionales con un crecimiento del empleo del 67% y 80% entre los años 2011 y 2007, respectivamente. Los menores incrementos porcentuales en la planta de personal en el sector público nacional, en tanto,  se verifican en los Poderes Legislativo y Judicial y en las Universidades Nacionales con un crecimiento de alrededor del 10% en cuatro años.

En el  sector privado, por su parte, el dinamismo en la creación de empleo se redujo sensiblemente; mientras que en el año 2006 por cada empleo en el sector público se creaban casi tres en el sector privado formal, en el año 2011  esa relación es inferior a dos puestos de trabajo  creados en el sector privado formal por cada nueva designación en el sector público.

En materia  de remuneraciones, el siguiente cuadro preparado por SEL Consultores , con información disponible para el año pasado, es ilustrativo de la  marcada dispersión salarial existente en el mundo del empleo formal en el sector público.

En el sector privado formal  – donde los salarios crecieron más que en el sector público consolidado, pero no necesariamente más que en sus distintos componentes-  muchas  negociaciones salariales aún no han concluido. Según SEL Consultores, como resultado de una encuesta en 100 empresas líderes que ocupan 174 mil trabajadores, solo el 44% de las firmas han suscripto un nuevo contrato colectivo y el resto está negociando un nuevo convenio (32%) o está vigente el del año pasado (17%), mientras que para el el 7% de las empresas, aún teniendo vencido el convenio,  no hay negociaciones.

En los convenios ya acordados, según la misma encuesta, el alza promedio del salario conformado –que incluye el salario básico, más los adicionales de convenio, más las sumas no remunerativas acordadas- es  del 24%. Este incremento es superior al postulado por el gobierno, que propiciaba un incremento del 18% como techo para el año 2012.

Si a este panorama económico complejo se le agrega el condimento de la desconfianza y la incertidumbre sobre las reglas de juego – la salida de capitales acumuló US$89 mil millones en los nueve años de los Kirchner- y el conflicto sucesorio de todos los regímenes populistas, no es difícil concluir que los próximos meses estarán signados por grados crecientes de  tensión  política y social,  desaconsejables compañías para de las sociedades democráticas  que aspiran a progresar.

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