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Pregunta: ¿Cuba? Repuesta: Dictadura, ni del Proletariado

foto fidel La frase de la respuesta se la escuche decir, hace varios años, al ex Presidente del Gobierno Español Felipe González. Creo que sintetiza bien un punto de vista que en otras oportunidades traté al referirme a la carga simbólica que la Revolución Cubana tiene en la historia de América Latina y que, tal vez, inhibe a sectores democráticos y progresistas de discutir a fondo y sin prejuicios el tema.

Como siempre hay alguna excepciones muy valiosas. Por caso, Claudia Hilb  en su libro “Silencio,Cuba: La Izquierda Democrática frente al Régimen de la Revolución Cubana” habla de la naturaleza de un régimen del que no podemos decir que viola los derechos humanos sino que, en su forma misma, no reconoce la existencia de esos derechos tal como son sostenidos en el horizonte de nuestras sociedades liberal-democráticas modernas”.

O, también de Horacio Tarcus que, según la cita de Luciano Anzelini en un artículo para Safe Democracy Foundation dijo “ Pude admirar la voluntad de soberanía nacional de esta pequeña isla que desafió el imperio y también las conquista logradas en el plano de la igualdad social, pero siempre deploré el sistema de partido único, de ausencia de prensa libre y de persecución a los opositores, por no hablar del sistema de purgas permanentes del propio régimen”.

Por eso es muy necesario hablar de un Informe de Amnesty International, que no vi tratado en la prensa Argentina, publicado ayer por el cual se informa que “las leyes sobre “desorden público”, “ultraje”, “desacato”, “peligrosidad” y “agresión” se utilizan para procesar a quienes se oponen al gobierno. No hay ninguna organización política o de derechos humanos a la que se haya permitido obtener el reconocimiento jurídico”

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YPF y el relato K

Leer esta nota de Daniel Montamat publicada en Escenarios Alternativos ayuda mucho a entender la política del Gobierno de Cristina Kirchner con YPF

cristina-ypf-santa-cruz El debate sobre la posible reestatización de YPF lo instaló el Gobierno, y puede que más por su creciente preocupación por el balance de divisas del país y la necesidad de ajustar el relato a la búsqueda de nuevos culpables que por trazar un análisis estratégico de evaluación del tema. La política energética es la responsable primaria de la pérdida del autoabastecimiento y de las crecientes importaciones, sin perjuicio de la responsabilidad que se les puede atribuir a las empresas en el manejo de las áreas concesionadas.
La Presidenta tomó conciencia de que “importar energía para agregar valor como hacen otros países” -ése era el guión del relato hasta hace unos meses- ya no cierra, por el impacto del monto de las compras energéticas en las cuentas públicas y externas.
La producción petrolera argentina cayó un 32% de 1998 a hoy, y la de gas, un 13% desde 2004. Las reservas comprobadas de petróleo se redujeron un 18,3% respecto a las de principios de la década pasada; las de gas natural, un 50. Con demanda creciente y producción declinante, la Argentina fue consumiendo el stock subterráneo de barriles, cortando compromisos de exportación con países vecinos e importando cada vez más (gas natural, derivados, electricidad). En consecuencia, la balanza energética, que hasta 2010 era superavitaria en 1000 millones de dólares, pasó en 2011 a ser deficitaria en cerca de 4000 millones.
Uno puede afirmar que la mayor caída de reservas y declinación productiva en valores absolutos en el período corresponde a YPF, y, a partir de allí, estructurar un discurso nacionalista y reestatizador, haciendo a la empresa responsable del déficit energético. Es lo que ha procurado hacer el Gobierno, y de lo que se defiende YPF en sus últimos comunicados subrayando la inversión de los dos últimos años, la planificada para los próximos ejercicios y la tasa de recuperación de reservas apuntalada por los nuevos desarrollos de recursos no convencionales.
Recuperar la propiedad de una empresa emblemática para los argentinos generaría grandes réditos políticos presentes, aunque tendría complicaciones legales, políticas y económicas inmediatas. Hoy son las provincias las titulares del poder concedente, por lo que ellas demandarían una parte en la propiedad y el control de la nueva empresa renacionalizada, sin comprometer recursos en el hipotético costo de la expropiación. Supongamos que se obtenga un acuerdo de Repsol y el nuevo gobierno español para hacerlo, e incluso que se pueda acordar un precio de compra y un mecanismo de pago (algo al contado y el resto en cuotas). ¿Con qué recursos adicionales el Estado va a recapitalizar la empresa y a desarrollar las potencialidades del petróleo y del gas no convencional, que requieren ingentes inversiones?
Algunos piensan que la apropiación de la renta petrolera (diferencia entre precios y costo por barril) de las reservas remanentes, y la posible colocación de deuda o capital que no comprometa el control en la medida de lo posible, permitiría superar la estrechez financiera. El razonamiento está bien encaminado (en el negocio petrolero lo que cuenta es la apropiación y distribución de la renta de un recurso natural), pero es falaz, porque asume que las petroleras se estuvieron llevando todos estos años la parte del león de la renta.
La renta promedio año de la explotación creció al compás de la suba de los precios del petróleo y su incidencia en los precios del gas natural. El barril promedio de petróleo en el trienio 2002-2004 fue de 32,9 dólares; subió a 64,8 dólares en el trienio 2005-2007 y promedió los 80,4 dólares entre 2008 y 2010. Pero la Argentina está divorciada de esas referencias internacionales de precios por retenciones, congelamientos y controles. Esto determinó que la mayor parte de la renta no fuera a parar al bolsillo de las empresas que exploran y explotan el petróleo y el gas; fue a los bolsillos de los consumidores de productos petroleros y sobre todo de gas natural, favorecidos con menores precios (subsidio económico).
En el trienio 2002-2004, un 30% de la renta fue a las empresas, un 35% al Gobierno (Nación y provincias productoras) y un 34% a los consumidores. En el segundo trienio los consumidores recibieron el 50%; el Gobierno, el 31%, y las empresas, el 19%. De la renta del período 2008-2010, un 67% fue a los consumidores, un 25% al Gobierno (regalías, retenciones, impuestos) y un 8% a las empresas. En la medida en que los precios del petróleo fueron aumentando en el mundo, la transferencia de renta petrolera a los consumidores fue creciendo.
Puede sostenerse que, aun con esos niveles de renta, las empresas petroleras que operan en la Argentina siguen dando utilidades y que YPF ha girado la mayor parte de las utilidades al exterior (algo acordado y consentido por el Gobierno); pero lo que no puede desconocerse es que son las reglas que fija y controla el Gobierno las que determinan la gestión y no al revés. En función de estas reglas, el sector petrolero en estos años estuvo sobreexplotando lo que estaba en producción y haciendo mínima inversión para reponer reservas o descubrir nuevos yacimientos (varias bombillas en el mismo mate sin recargar el termo). A su vez, como otras geologías ofrecen condiciones más atractivas de reparto de la renta, no es de extrañarse que parte de la renta apropiada en la Argentina se haya reinvertido en otras latitudes.
Para explotar los hidrocarburos algunos países crean empresas del Estado monopólicas que sólo pueden operar con los privados mediante contratos de servicio (países del Medio Oriente, México, Venezuela, Nigeria). Otras naciones permiten la asociación de la empresa del Estado con empresas privadas en contratos de producción compartida, donde el riesgo exploratorio es asumido por la compañía privada (Colombia, Angola, Rusia y ahora de nuevo Brasil en el pre-sal). El tercer esquema se basa en el otorgamiento de licencias de exploración y concesiones de explotación a empresas privadas, que incluso pueden competir o armar asociaciones con la empresa pública, si ésta existe (Perú, Noruega, Reino Unido, Canadá, Estados Unidos, Argentina). Hay empresas controladas por el Estado que son muy eficientes (Staatoil de Noruega); otras, muy eficaces (Petrobras de Brasil, y ahora, Ecopetrol de Colombia). Y hay empresas estatales con mucha interferencia política en su gestión (Pdvsa, Pemex). Los regímenes de exploración/explotación pueden variar y complementarse, pero en todos ellos está en juego la asunción de riesgos, la capacidad de inversión y el reparto de la renta.
Con la intervención discrecional y el cambio de reglas que dominó la apropiación y el reparto de la renta en estos años, la política petrolera entrampó a la industria en el corto plazo. Ninguna variante de gestión pública, privada o mixta puede sobrevivir en el “imperio de lo efímero”. En el contrafáctico es posible imaginar una YPF con control estatal (estilo Petrobras de Brasil) y management muy profesional (estilo Staatoil de Noruega), y concluir que la producción y las reservas de la Argentina hubieran evolucionado mucho mejor. Pero la realidad es que vendimos el control de YPF a España cuando el barril cotizaba 12 dólares, y que hoy se discute recomprarla cuando el barril cotiza 100 dólares. Vendimos barato y compraríamos caro. Todo bajo administraciones del mismo signo político y por razones coyunturales (financiar la maltrecha convertibilidad en los años 90, y tener un chivo expiatorio ahora). Sería para el libro de récords de Guinness.
La prioridad energética para revertir la declinación productiva y reponer más reservas es cambiar la política vigente, reinstitucionalizar el sector y generar certidumbre de largo plazo con políticas de Estado que reflejen los consensos básicos entre el oficialismo y la oposición.

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Odessa: Nuevas revelaciones

El diario editado en Inglaterra  Daily Mail, el segundo en tirada en el Reino Unido, publicó ayer una noticia dando cuenta de la desclasificación de documentos hasta ahora secretos, por los cuales se concluye que alrededor de 9000 criminales de guerra nazis escaparon a América Latina. La mayoría de ellos, casi 5000, a  nuestro país; entre 1500 y 2000 a Brasil, alrededor de 1000 a Chile y el resto a Paraguay y Uruguay.

El diario informa también que los archivos revelan que,  desde  la Argentina, se facilitaron miles de pasaportes en blanco a Odessa, la organización creada por el Tercer Reich para proteger a los SS ante la eventualidad una derrota militar.

Estas informaciones, por cierto, no constituyen una novedad. De hecho, en Argentina varios autores trataron el tema. Lo que sí puede ser impactante es si ven la luz documento oficiales, hasta ahora desconocidos, sobre el asunto.

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De Vido, como Firmenich y Galtieri, contabiliza muertos

de vido Es sabido que Eric Hobsbawm caracterizó al Siglo XX como el más violento de la historia de la humanidad . Por otro lado, en nuestro país hay quienes sostienen que la idealización de la muerte impregna nuestra historia política, entre otras muchas y valederas razones, por el mandato de nuestros orígenes como Nación desde que  el Himno Nacional nos convoca a “con gloria morir”.

Esos razonamientos pueden permitir encuadrar algunas desgraciadas afirmaciones que jalonan nuestro pasado reciente como cuando Mario Firmenich  reconoció en un reportaje realizado en un avión por Gabriel García Márquez que no hicieron nada para impedir el golpe de Marzo de 1976 y “ que hicimos nuestros cálculos de guerra y nos preparamos a soportar, en el primer año, un número de pérdidas no inferior a mil quinientas bajas”.

O aquella otra del dictador  Galtieri que, en medio de la Guerra de Malvinas al enterarse del hundimiento del Crucero General Belgrano, sentenció “ Que nadie se confunda. Tengo 400 argentinos muertos y si es necesario, para salvaguardar el orgullo razonable, el orgullo histórico de la Patria, la Argentina esta dispuesta a 4.000 o 40.000 muertos mas, a 5 o 6 meses, o a 5 o 6 años de lucha. La Argentina de América latina no va arriar la bandera ni levantar la bandera blanca.”

Esas afirmaciones pueden caracterizarse como resultado de la “soberbia armada” nihilista y suicida o del manotazo de ahogado de una dictadura borracha de poder pero lo que no puede definirse como otra cosa que cinismo es la declaración del censor Julio de Vido que al referirse a la tragedia de Once habló de “los muertos que no se producen y nunca se contabilizan

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Hacerse Cargo

toto de macri y cristina La tragedia de Once revela la pobreza de las políticas públicas del peronismo. Negación de la responsabilidad y victimización: la estrategia de la soberbia. Pérdida de rumbo ante la crisis energética, el ajuste y la impugnación social. La tirria de la presidente con los docentes. Guillermo Moreno consolida su mando en la economía.

¿Alguien puede imaginar al destituido Jefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra diciendo que la tragedia de Cromagnon era responsabilidad de “jóvenes descontrolados que hacían pogo con bengalas”? No, de ninguna manera. Tal vez porque no ostentaba el 54% de los votos que parecen eximir al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner de cualquier responsabilidad ante la flagrante ausencia de políticas públicas sobre energía, transporte, educación y seguridad. O, tal vez, porque el ahora legislador de la Ciudad de Buenos Aires lidiaba con un electorado algo más sofisticado que el que sostiene al kirchnerismo en el poder desde hace ocho años.

Una consecuencia de esa falta de políticas es la muerte absurda de 51 personas al estrellarse un tren abarrotado de personas contra el para choque de la terminal de la estación terminal de Once. La sandeces que dijo el –rápidamente ex – Secretario de Transporte Pablo Schiavi en la conferencia de prensa, le fueron dictadas o inducidas como continuación de una estrategia del “relato” oficial que reta a los ciudadanos por comportarse mal o en forma inconveniente. Una semana antes del suceso, el segundo spot publicitario de la tarjeta SUBE trató a los argentinos de “dejar todo para último momento”, como si el plazo perentorio y la forma lamentable de gestionar la tarjeta –promocionada como un antídoto contra el tarifazo en ciernes – hubiera sido una decisión planificada y no una medida extemporánea de este gobierno desconcertado. La ministro de seguridad Nilda Garré excusó la impericia de las fuerzas de seguridad, que “olvidó” en un vagón del fatídico tren 3772, el cuerpo sin vida de un joven, porque el mismo “viajaba en un lugar indebido”.

Por su parte, los posteriores comportamientos conocidos del kirchnersimo, los mismos que ocurrieron cuando Cromagnon y el accidente de la mina de Río Turbio, buscan despegar de responsabilidad a quienes tienen la obligación de controlar –si la empresa es concesionada- o de gestionar correctamente, si la empresa es estatal. La consigna es no pagar un céntimo de costo político y el mejor obrar es el silencio.

El rol de víctima es otro que parece haber elegido reforzar la presidente, aún aferrada al luto riguroso, presentándose el Estado nacional como querellante en la causa del tren de Once. Luego, al igual que con otros temas, el “relato” oficial verá en la quita de la concesión, la nacionalización y otros, la solución al problema. Como con Aerolíneas Argentinas, que pierde 2 millones de dólares por día, pero no se nota porque ningún avión se ha estrellado aún. El fondo del problema es la falta de políticas públicas serias, consistentes y duraderas para satisfacer las necesidades de los ciudadanos de este país.

En el sentido de este momento disparatado de la política oficial, la frutilla del postre es el viaje del Super Secretario Guillermo “IAPI” Moreno hacia Angola, en un chárter variopinto de 360 personas en el que viaja el administrador de la feria “La Salada”, Jorge Castillo, para “transferir el know-how” de un negocio basado en el trabajo negro y la evasión fiscal. Esperemos que Moreno no traiga a cambio el know-how del presidente José Eduardo Dos Santos que desde 1979 ocupa el máximo cargo y no tiene miras de dejarlo.

Es claro que Moreno viaja a Angola, segundo productor petrolero de África, con la intención de paliar el déficit energético argentino, aumentando los 200 millones de dólares de intercambio actual, para acercarse a los 1200 millones de Brasil. Veremos cómo le responde el “compañero” Dos Santos, en un “viaje histórico” – en palabras de un siempre exultante Moreno.

En la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso el discurso la presidente, bolivariano en extensión, con profusión de datos – no todos veraces – e inflexiones emotivas, señala la reafirmación de su personalidad política, a la que busca diferenciar de su extinto marido en muchos aspectos. De esos rasgos hay algo que sobresale: Néstor Kirchner lanzaba golpes, pero sabía retroceder, la presidente no parece tener freno una vez que toma envión sobre un asunto, tal como cuando durante el revés en el conflicto por “la 125”, en el que se dice, que Cristina Fernández amagó con renunciar y Néstor la detuvo.

Medidas a medias

La “sintonía fina” está estancada. Del apuro por generalizar la tarjeta SUBE se pasó a la prórroga indefinida del nuevo cuadro tarifario en el que el colectivo cuesta la mitad que el subterráneo, en la Ciudad de Buenos Aires. De la amenaza de nacionalización de YPF a la balcanización de ese conflicto, ahora delegado en manos de los gobernadores petroleros. Y la orden de no comprar productos ingleses ha recibido una dura réplica, ya no de Gran Bretaña, sino de la Unión Europea, un grueso revés de la política exterior del país.

El tema que parece más acuciante para el peronismo gobernante es el energético. La presidente dijo durante la apertura de sesiones ordinarias que “si no fuera por el aumento de importaciones de combustibles, la balanza superavitaria hubiera llegado a 15 mil millones de dólares”, remedando la frase popular aquella de “si me abuela tuviera ruedas…” y soslayando que el esfuerzo denodado por mantener los precios internos aislados de los externos es una tarea cada vez más difícil, bajo las actuales condiciones de déficit creciente.

La presidente reiteró sus reclamos por la escasa producción de crudo de YPF, sin tener en cuenta que los precios internos no son atractivos para tales inversiones, y con alguna información inexacta. Lo mismo ocurre con el gas. Producido en la Argentina recibe una remuneración 2,7 dólares promedio el millón de BTU; 10,78 dólares se paga el que se trae de Bolivia; y un promedio de 15 dólares el millón de BTU a los barcos cargados de gas licuado que se traen de Trinidad y Tobago.

La nueva edición nacional de “la guerra del petróleo” tiene así dos demonios: YPF y, en menor medida BP. El clima hostil sobre el primero motivó un llamado directo del Rey Juan Carlos a la Casa Rosada y la blitz visita del Ministro de Industria español, José Manuel Soria al Poder Ejecutivo. En tanto que la segunda sufrió la exclusión de la convocatoria de ENARSA para importar gas este año, en línea con el boicot a productos británicos, empresa que ya tiene adjudicados cinco barcos para este año. Dicha licitación pretende comprar a 13 dólares el millón de BTU.

El Ministro Julio De Vido tiene pensado reunir a los gobernadores de las nueve provincias que integran Organización Federal de los Estados Productores de Hidrocarburos (Ofephi), para delinear los pasos a seguir en este minué inflamable.

 

Macri descubre los subterráneos

No puede negarse que Mauricio Macri aprende. Primero descubrió que la política no es como una empresa. Ahora descubrió que ese hormigueo que hay bajo la Avenida de Mayo lo produce un tren que hace casi cien años va del puerto hacia el oeste.

Su primera campaña política prometía la construcción de kilómetros de subterráneos. Inauguró la ya iniciada línea “H” y otro par de estaciones. Nada más. Casi tan pobre como los casi 700 kilómetros de vías que la presidente dice que se tendieron merced a la política ferroviaria del kirchnerismo; una migaja si se considera que alguna vez el tendido total era de más de 47.000 kilómetros.

El juego del gobierno nacional de traspasarle el subte se ha convertido en un verdadero culebrón vergonzoso del que los usuarios son rehenes. Las constantes chicanas del kirchnerismo, luego de firmar el acta compromiso de traspaso, motivaron a que el Jefe de Gobierno se plantara para rechazar ese “fierro caliente”, aunque ya se encargó de aplicar un ajuste del que nadie va a dar marcha atrás.

El papel de Macri en sucesivas conferencias de prensa, desnudaron su poca cintura política y una rara ineptitud mediática, aspecto que siempre es cuidado.

En toda esta escaramuza se delinea la intencionalidad del kirchnerismo de instalar a Mauricio Macri como el referente de oposición para el 2015. Así, los primeros aparecerían como una alternativa de izquierda, mientras que el segundo lo haría por derecha. Si bien estos clivajes tienen poco asidero en la realidad, por lo menos, si tenemos en cuenta el discurso de la presidente en el que fustigó a los docentes con las mismas palabras y argumentos que utilizara Macri en su lidia con los sindicatos de maestros de la ciudad.

Esa alocución, la definición por decreto de la paritaria docente nacional y los paros desproporcionados en la provincia de Buenos Aires liderados por SUTEBA, son un capítulo más de la larga batalla personal que la presidente arrastra con ese gremio desde la provincia de Santa Cruz. Como en otros asuntos, la política de educación sigue relegada, porque más allá de la remuneración de los maestros, colocarse al frente de un aula de un establecimiento secundario del primer cordón bonaerense es una experiencia límite.