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Datos matan espejitos

La semana pasada estuve en un seminario organizado por la Iniciativa de Desarrollo de la INTOSAI y el Departamento de Economía y Asuntos Sociales de la ONU con el fin de capacitarnos para auditar e impulsar la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Cuando se toma contacto con los ODS por primera vez, se tiene la impresión de algo inabarcable. Los 17 objetivos que los 193 países firmantes pretenden lograr de aquí a 2030 son tan ambiciosos que pueden parecer espejitos de colores.

En 2015 se llegó a un consenso en la comunidad internacional acerca de la necesidad de acabar con el hambre, la pobreza y la exclusión, de garantizar el agua, el acceso a una educación inclusiva y a una vida sana a todos los habitantes del planeta, entre otros objetivos que -aunque de abordaje muy complejo- piden a gritos ser alcanzados en un mundo que disminuye lentamente los niveles de pobreza pero aumenta rápidamente la desigualdad (ver entrada anterior sobre este tema).

Los ODS no son espejitos de colores. Se está profesionalizando un programa de trabajo global que empezó a delinearse en 1987 cuando en la Asamblea de las Naciones Unidas se puso sobre la mesa por primera vez el concepto de desarrollo sostenible. Treinta años más tarde -y luego de varios ensayos que fueron perfeccionando el mecanismo de colaboración- existe una visión global transformadora y una agenda con objetivos, metas y plazos.

La semana anterior al seminario del que participé, estuvieron presentes en Nueva York representantes de los países firmantes de la Agenda 2030 en el Foro Político de Alto Nivel sobre el Desarrollo Sostenible. Allí, el Gobierno Argentino presentó su Informe Voluntario Nacional, donde se plasmó la alineación de metas de ODS con los planes nacionales.

Desde la Auditoría General de la Nación se está avanzando en auditar los ODS y uno de los temas en marcha aborda la equidad de género. La auditoría se está programando de manera coordinada con otras entidades de fiscalización regionales. Resulta interesante un antecedente sobre la temática que en el siguiente video se ilustra muy bien:

En esa oportunidad participaron los organismos de control de Puerto Rico, Chile y Costa Rica quienes, a partir de un diagnóstico inicial sobre equidad de género, auditaron programas nacionales desde esa perspectiva. También se diseñó un Índice de Equidad de Género que mostró los resultados comparativos con respecto a la tasa de deserción escolar de mujeres, la relación de las tasas de alfabetización de las mujeres y hombres, tasa de mortalidad materna, tasa neta de participación de las mujeres en la actividad económica, entre otros indicadores.

Medir es un paso necesario para evaluar los avances (o retrocesos) en el camino al desarrollo sostenible. Sobre este tema es importante un relevamiento del INDEC incluido en el Informe Voluntario Nacional al que me referí más arriba. El instituto determinó -en cumplimiento de un requerimiento de la CEPAL- el estado de situación y capacidades del sistema estadístico nacional para realizar el monitoreo de los avances hacia los ODS.

En el informe Argentina y la Agenda 2030 del Programa de Desarrollo para las Naciones Unidas (PNUD) -la piedra fundacional para el desafío de los ODS en nuestro país- se hace hincapié justamente en la necesidad de repensar el sistema estadístico nacional y provincial. A pesar de la baja calidad de datos, el PNUD desarrolló un Índice de Desarrollo Sostenible Provincial (IDSP), que muestra la disparidad económica, social y ambiental que convive en nuestro país. Este artículo de La Nación rescata el tema e ilustra los indicadores comparativos.

Los datos, surgidos de un análisis técnico, y el monitoreo sistemático de esos datos -sumado al control externo- es el herramental que hace de los ODS una propuesta viable y una empresa significativa para alcanzar los objetivos consensuados globalmente.

4 respuestas a «Datos matan espejitos»

La complejidad de los temas, la cantidad de información requerida y las capacidades necesarias para su interpretación, constituyen un desafío para el regimen democrático de gobierno, basado en la participación y la representación. ¿ Cuales son las mediaciones que se plantean? ¿Como acercar al ciudadano a estos asuntos?
Por otro lado los lineamientos del Sistema Estadístico, bosquejados en “Información para el desarrollo sostenible: Argentina y la Agenda 2030”, resultan todavía muy rudimentarios y para desarrollarse deberían ahondar en la tradición estadística nacional que expresa nuestra idiosincrasia, con sus fortalezas y debilidades a tener en cuenta en un diseño efectivo y adecuado. Para no abundar demasiado, baste con decir que las estadísticas no solo miden, con frialdad objetiva, sino que configuran a su vez los fenómenos observados, en un proceso dialéctico que no culmina en una fórmula, sino en un convenio.

Estimado Jesús Rodriguez, me es muy grato recibir vuestros papers, los cuales leo detenidamente.
Quiero decir, que la pobreza y la desigualdad son fenómenos que están determinados también por su ubicación geográfica al interior de los países, como es el caso de la Argentina, la cual posee regiones donde se manifiesta con más crudeza lo q ud. señala, en una especie de reproducción geográfica (centro periferia) de aquellos fenómenos. Como si la globalización económica se ensañara con más contundencia con los más pobres y periféricos.
Me gustaria que nos transmita algunas nuevas alternativas, herramientas o acciones concretas para revertir, aunque sea en un mínimo grado, esta realidad tan desoladora.
Gracias.

Jesús sigue como siempre dando información, no relato, basada en informes serios y reclamando la importancia de las estadísticas.. Gracias por representarnos con dignidad y capacidad.

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